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Haydee Castillo (Nicaragua)

Soy segoviana, territorio de mil historias y levantamientos bélicos ante tanta ignominia.

 “Una nunca sabe en qué momento se convierte en defensora, pero cuando cobras conciencia de ello sabes que es una de las labores mas gratificantes, tengas que pagar los costos que sean”

Luchó contra la dictadura de Somoza, fue parte de los movimientos estudiantiles, de mujeres y en otros muchos espacios organizados después de derrocado el somocismo. Fundadora -entre otros espacios- del Instituto de Liderazgos de Las Segovias. Es integrante del Movimiento Nacional Frente a la Minería MONAFMI. Feminista y luchadora incansable, actualmente exiliada.

Mis orígenes

Sin desearlo soy una hija de la guerra, viví la guerra contra la dictadura de Somoza, luego me tocó vivir la guerra de los 80 entre Sandinistas y la Resistencia Nicaragüense y ahora en el 2018 también viví la Rebelión de un pueblo contra otra tiranía, esta vez no una guerra entre dos bandos, sino entre un pueblo desarmado y una dictadura criminal. Crecí en un pueblo semiurbano lejos de la capital de Nicaragua, en la frontera con nuestra hermana República de Honduras, llamado Ocotal, en el departamento de Nueva Segovia. Mágico con atardeceres amarillentos, llenos de arena, donde el cantar de los pájaros armoniza con la toma del café con el pan hecho en casa (los calabazos, las bizcotelas y las rosquillas, mazapanes o semitas), hechas por las mujeres expertas del pueblo.

Le pertenece un clima apacible, sereno, lleno de buena vecindad e intenciones, donde todos nos saludamos aun sin conocernos, nos ayudamos y vivimos pendientes de la vida todos. Las campanas de las iglesias anuncian la hora de asistir a los templos a orar a Dios. Otros van a los cultos evangélicos, los cuales en los últimos años se han multiplicado y el número de iglesias supera al de las escuelas. Nueva Segovia ha sido teatro de muchas injusticias y también de jornadas heroicas, rico en recursos naturales, a la vez que empobrecido económicamente porque la clase política generalmente invierte en lugares donde las obras son más visibles y donde está la mayor cantidad de votantes.

Nací en una familia con valores cimentados en la justicia, igualdad y solidaridad. Mi padre Juan José y mi madre Nimia, nos educaron a sus 8 hijos e hijas en la filosofía de la honestidad, la libertad y autodeterminación, nunca establecieron diferencias entre los seis hermanos varones y las dos mujeres en cuanto a capacidades y roles. Tengo una familia unida y abundante en alegría.

Abriendo los ojos a una realidad más allá de los acontecimientos del pueblo, las dictaduras y los movimientos insurreccionales en América Latina

Desde mi adolescencia tuve la mirada puesta en aspectos que iban más allá de la cotidianeidad. Vivíamos bien informados a través de un radio de onda corta que tenía mi padre, y nos transportaba desde ese pueblito, a una mirada más global de lo que pasaba en el país y en el mundo. Así supe de revoluciones que avanzaban por América Latina, de la presencia de otros dictadores y de muchas injusticias bastante parecidas a las que vivíamos en Nicaragua. Yo sentía la necesidad de luchar por cambiar las cosas, lo que hizo integrarme a la Cruz Roja de la Juventud y desde ahí conocí la situación de hambre y miseria en los barrios aledaños de la ciudad, de los presos políticos, violencia hacia las mujeres y las niñas, entre otras situaciones.

La pertenencia a la Juventud Franciscana (JUFRA), fue el inicio de mi participación en los primeros movimientos revolucionarios de mi pueblo, analizábamos el evangelio, a San Francisco de Asís pero desde la realidad nacional, fui parte de un club de lectores donde compartíamos literaturas que nos abrían los ojos a esa dura realidad de la existencia de un poder absoluto. Fui creciendo con las noticias cotidianas de la lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional FSLN, y otros grupos de oposición a la dictadura de los Somoza, como Unión Democrática UDEL, Frente Amplio Opositor FAO, la Asociación de Mujeres ante la problemática Nacional AMPRONAC, los movimientos estudiantiles Federación de Estudiantes de Secundaria FES y el Movimiento Estudiantil MES.

Para la década de los años setenta, Nicaragua continuaba gobernada por la dinastía de los Somoza, una dictadura militar de las más cruentas de en la historia de Latinoamérica. Fueron tiempos de graves violaciones de derechos humanos: presos y presas políticas,  secuestros, desapariciones forzadas, asesinatos, violaciones a las mujeres y persecución. Una dictadura que bombardeó ciudades enteras y se calcula que el asesinato de personas civiles supera los 50,000.

Mi integración al movimiento revolucionario

Junto a mis hermanos me involucré en la lucha contra la dictadura de Somoza, tenía la plena conciencia que era el camino para cambiar las cosas, así en 1976-77, estaba integrada en la Unión Democrática Liberal UDEL, conformada por adultos y señores honorables de mi ciudad, con los que teníamos reuniones clandestinas por temor a la represión de la dictadura. Posteriormente me integré al Frente Amplio Opositor FAO y a espacios más juveniles como el MES y el AES. Desde los 13 años hice trabajo político en centros educativos de secundaria como la Escuela Normal de Estelí, Escuela Normal de San Marcos Carazo, en el Instituto Nacional de Segovia (hoy llamado Leonardo Matute) hasta llegar al Colegio Inmaculada Concepción dirigido por monjas franciscanas.

En abril de 1978 se dio una huelga estudiantil a nivel nacional, demandando la libertad de Marcio Jaen y Tomas Borge1, dos presos políticos que estaban siendo brutalmente torturados. Nuestro aporte fue tomarnos el Colegio Inmaculada Concepción donde estudiábamos mi hermana y yo, también se sumaron mis hermanos y otros compañeros de su clase.  Otro hecho de barbarie fue el asesinato de un joven guerrillero de mi pueblo que se llamaba Leonardo Matute. La Guardia Nacional lo arrastró por las calles y nos impactó tanto que nos atrevimos a realizar un entierro simbólico y movilizaciones por las calles de la ciudad, hechos que activaron más la persecución y encarcelamiento de opositores a la dictadura, por lo que nuestros padres se vieron obligados a trasladarnos a una finca de café, en las montañas de otro departamento.

Después de varias décadas de lucha lideradas por el FSLN, la indignación del pueblo fue cobrando fuerza e insurreccionándose progresivamente en varios puntos del país hasta que en 1979 triunfó la Revolución Popular Sandinista-RPS, momento histórico de algarabía y celebración de todo el pueblo, era el triunfo sobre una tiranía sangrienta, una dinastía que había “desgobernado” el país como si fuese su finca por más de 40 años. Y empezaron los sueños de que por fin íbamos a ser un país libre, soberano, con igualdad, con capacidad para decidir nuestro propio destino y nuestra propia historia como lo había soñado el líder histórico Augusto Cesar Sandino.

Mi primera tarea junto a miles de jóvenes fue ir a alfabetizar a las zonas campesinas, ya que Nicaragua figuraba entre los países con los índices más altos de analfabetismo en la región. Fui jefa de columna y me tocaba visitar en bestia, los diferentes lugares donde se encontraban las brigadistas.

En mi región no había universidades, en el Centro Universitario Regional del Norte CURN, recién fundado apenas se podía estudiar el nivel básico, así que tuve que viajar hacia la capital para seguir estudiando. En 1980 después de triunfada la revolución seguí militando en el movimiento estudiantil, concretamente en el Centro Universitario de la Universidad Nacional CUUN, me integré de lleno como líder estudiantil y juvenil en las universidades y luego en la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinoza AMNLAE, donde era la más joven del Ejecutivo Nacional, y terminé en las estructuras del partido FSLN.

No habíamos salido del duelo de la guerra contra Somoza cuando ya estábamos en otra guerra

En los espacios estudiantiles promovimos la transformación curricular enfocada al trabajar el vínculo Universidad - Comunidad, empezábamos a pensar cómo construir la nueva Nicaragua con el protagonismo de la juventud cerca del pueblo, pero no nos dio tiempo de concretar tantos sueños, porque pronto Nicaragua se vio envuelto en los escenarios de la guerra fría marcados por la  confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Acabábamos de salir de una guerra contra la dinastía de los Somoza y pronto, grupos que venían del somocismo y otros inconformes con el alineamiento de la Revolución Popular Sandinista a los países socialistas, además de desacuerdos también con los desmandes de algunos dirigentes de la revolución que incurrían ya en violaciones a derechos humanos, se fueron reorganizando y con el apoyo decidido del gobierno de Reagan de los Estados Unidos de Norteamérica, constituyeron progresivamente lo que finalmente se llamó la Resistencia Nicaragüense, que disputó desde la lucha armada el poder al sandinismo.

Fue una guerra tan sangrienta como la que vivimos contra Somoza, y cobró otras 50,000 víctimas aproximadamente. Viví esa guerra desde donde venía y en lo que creía, desde el Sandinismo, y defendí la revolución cuanto pude. Pero tristemente fuimos una generación de mujeres y hombres que pagó un alto precio, no vivimos esta hermosa etapa de la vida con ninguna normalidad, nuestro quehacer fue levantar las cosechas de algodón y de café en zonas de guerra, hasta la integración en el Servicio Militar Patriótico SMP de donde miles de compañeras y compañeros no pudieron retornar. A mí también me tocó pagar ese alto precio, yo sobreviví, pero la Resistencia Nicaragüense asesinó en una emboscada a mi primer esposo, un joven lleno de vida que desde su adolescencia se integró a la guerrilla sandinista junto a Germán Pomares en el Frente Norte Carlos Fonseca Amador, había sobrevivido a la primera guerra contra Somoza pero de la segunda ya no se salvó. Fue un matrimonio en tiempos de guerra, nos vimos solo unas cuantas veces porque para él suponía un alto riesgo salir del lugar donde estaba, y pronto quedé viuda. Sin embargo, no me dio tiempo de vivir el duelo, porque mi vida, junto a muchos otros jóvenes estaba entregada completamente a la defensa de la revolución.

Pero también había otro lado en esa lucha, el espíritu natural de rebeldía de la juventud, el compañerismo genuino, construimos lazos hermosos como hermanos y hermanos entre nosotros, los noviazgos, la música de Quilapayún “El Pueblo Unido Jamás Será Vencido” que nos inspiraba tanto y escuchábamos en Radio Revolución en la UNAN, la luna llena de abril en los algodonales, el baño que nos congelaba en los ríos de Jinotega y Matagalpa, los murales, la lectura de los libros como el de Nikolai Ostrovski “Así se Templó el Acero” y “Reportaje al Pie de la horca” de Julius Fucík, que en círculos de estudio, los desmenuzábamos para imitar semejantes ejemplos de valentía y convicción necesarios para llevar una etapa donde la vida estaba en juego.

La Guerra Fría, un mundo bipolar, la contrarrevolución y la traición de quienes lucharon en contra de una tiranía convirtiéndose en lo mismo

Pero los sueños de construir nuestro país con autodeterminación, y construir nuestra propia historia, se empañó no sólo por la cruenta guerra financiada por Estados Unidos a la Contrarrevolución, y por otro lado la Unión Soviética al Sandinismo; sino que importantes dirigentes de la revolución adoptaron comportamientos propios del somocismo, como dinámicas de corrupción y luchas intestinas por hegemonías en el poder. La ilusión se fue desvaneciendo para quienes habíamos participado en la lucha por el cambio y por un país mejor.

A finales de los 80 la guerra era ya insostenible para ambos lados, había muertes todos los días, el pueblo y los bandos en conflicto estaban agotados. La guerra finalizó mediante los acuerdos de paz entre el FSLN en el poder y la Resistencia Nicaragüense. Solo recuerdo el alivio de viajar por la cuesta de la Kukamonga que va de Estelí a Ocotal sin temor a una emboscada y el alivio de la paz2. Pero junto a los acuerdos de paz y la asunción de Doña Violeta de Chamorro como presidenta de la república desplazando al FSLN del gobierno, vino no solo la privatización de derechos como la energía y la implantación del neoliberalismo, sino también la decepción de muchos que habíamos dado lo mejor de nosotros a la revolución. La familia de Daniel Ortega y Rosario Murillo y sus allegados poco a poco privatizaron el partido FSLN, sus símbolos, la herencia de los héroes y mártires, el patrimonio, la historia de lucha, desmontaron los pocos derechos que habíamos conquistado para afianzarse dinásticamente en el poder. En lo personal siempre he tenido una sensación de “pena ajena” porque esta fue una de las revoluciones que generó y tuvo mucha solidaridad en el mundo.

Volvieron las prácticas del somocismo, de cuando el diputado y el comandante de plaza del pueblo gobernaban y decidían por la vida de las personas, de cuando una familia en el poder era la dueña de Nicaragua, de la necesidad de avales políticos para acceder a un empleo, de cuando todos los poderes del Estado quedaron subordinados al caudillo, volvieron los asesinatos selectivos de opositores, presos y presas políticas, las torturas, los pactos, y otras prácticas por las que tanto luchamos por erradicar.

Tal cual fue mi trayectoria de lucha contra Somoza, no podía quedarme impasible ante esa realidad. A inicios de los 90 ya estaba denunciando y tomando distancia de ese FSLN que ya no me significaba ni la autodeterminación ni la dignidad, ni la libertad, ni la justicia, ni los sueños de miles, unos que sobrevivimos y otros que ya no regresarían nunca más. No fue nada fácil y tuve un sentimiento de traición, de haberlo dado todo, de haber creído que podíamos construir el hombre y la mujer nueva.

Se dio la complicidad de liderazgos, unos del Orteguismo y otros de la Resistencia Nicaragüense, y pronto se dio el pacto entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán3. Este último, representaba los intereses del somocismo desde el Partido Liberal Constitucionalista, los dos extremos se juntaron en un punto para desmontar la poca institucionalidad construida y el poco estado de derecho con el que contábamos. Así se cobijaron los dos caudillos, como ha sido toda la historia de Nicaragua, Ortega pactó para evitar ser juzgado ante la acusación de su hijastra Zoylamérica Ortega Murillo por abuso sexual y violación4, y Arnoldo Alemán del Partido Liberal Independiente, lo haría para librarse de ser condenado por haberse apropiado de las donaciones internacionales que vinieron en 1999 para aliviar el dolor y los impactos del huracán Mitch en el pueblo nicaragüense5.

Como feminista, junto a otras mujeres comprometidas con la lucha por sus derechos, acompañamos a Zoylamérica en su denuncia, la respaldamos, le creímos, contrariando a quienes la acusaban de ser agente de la CIA y del imperialismo por haber denunciado al caudillo de Ortega. Esto tuvo altos costos para el movimiento feminista en Nicaragua y para quienes apoyamos decididamente a Zoylamérica. Desde ese momento la dictadura en ciernes de Ortega Murillo quedó enfilada contra de nosotras.

El sentimiento de traición ante una vida entregada a la revolución

Mi vida durante la revolución transcurrió lejos de mi familia, y mi trabajo político lo realicé en distintos sitios como la universidad, las cruzadas de alfabetización, las milicias populares sandinistas, las montañas donde recogíamos la producción en zonas de guerra, en la organización y movilización estudiantil, juventud y las mujeres para defender la revolución. Por supuesto que también estudiaba porque teníamos la claridad que debíamos ser líderes ejemplares.

No había tiempo para “una misma”, y en ese tiempo pensábamos que las cuestiones personales o familiares eran menos importantes que la vida militante, podría incluso verse como “debilidades pequeñoburguesas”. Fui siempre una militante muy disciplinada, entregada a más no poder como me suelo tomar todo en la vida, exigente con las personas que estaban bajo mi responsabilidad y a veces intransigente, porque quizá quería que los demás asumieran el nivel de compromiso que yo tenía, ahora que veo la historia a distancia pienso que también les debo una disculpa. Pero todo era de buena fe, quizá como lo hace ahora la juventud de la rebelión de abril, una actitud diáfana y transparente intentando forjarnos como aquella juventud que podía tomar la historia en sus manos para construir un nuevo país, sin saber que muchas veces la historia toma un rumbo distinto al que soñábamos.

En 1990 después de la pérdida de la revolución y la llegada al gobierno de la Unión Nacional Opositora UNO, me volví a casar con quien fue mi primer novio, Emilio. Ambos somos originarios de Ocotal, donde regresamos por razones familiares. Ante tanta decepción política, me propuse no llevar más ese ritmo de vida tan agitado que tenía, porque en guerra, el futuro tiene pocas certezas. Sin embargo poco tiempo pasó y la vida tan apacible del pueblo me desesperó, y pronto estuve al frente de la Casa Materna de Ocotal buscando mejorar las condiciones para los partos y evitar las muertes maternas; me integré en el Instituto de Promoción Humana INPRHU, apoyando a la  niñez trabajadora y de la calle; cree la Fundación para los derechos de las mujeres y la niñez FUNDEMUNI, que fue la primera ONGD en la zona para trabajar en el empoderamiento de las mujeres; apoyé la labor de desminado de la frontera de Nicaragua con Honduras, que hacía el ejército con la Organización de Estados Americanos OEA; y en la reconstrucción post guerra desde el Consejo de Desarrollo Departamental CDD.

Junto a otras mujeres fundamos el Foro de Mujeres para la Integración Centroamericana y del Caribe FMICAC6 con la idea de que los acuerdos de paz y la integración Centroamericana nos visualizara como protagonistas de la integración de la región, luego me involucré en la creación de la Comisaría para las mujeres y la niñez en la Policía de Ocotal. En 1998 pasé a coordinar la ONG Española Ayuda en Acción, en Nueva Segovia, hermoso proyecto que me permitió junto a un equipo de maravillosos colegas, construir escuelas, preescolares comunitarios, centros de salud, casas maternas, mini acueductos, cooperativas para el campesinado, invertir en una educación para la vida, fortalecer la protección de los bosques, del agua y la tierra y el tejido social comunitario para que conocieran y se apropiaran de sus derechos humanos y empoderamiento de las mujeres e indígenas. Me ilusionaba y me hacía feliz ver a la niñez abrir las llaves del agua potable, las mujeres que por primera vez en la historia eran propietarias de la tierra y sus viviendas, la juventud campesina e indígena bachillerándose o estudiando en la Universidad, la alegría de las maestras y maestros que por primera vez tenían un beca para salir del empirismo y obtener sus títulos.

El reencuentro de los bandos enfrentados en la guerra de los 80, Sandinistas y Resistencia Nicaragüense

Una etapa hermosa de mi vida fue en los inicios del desarme de la contrarrevolución, el retorno de los refugiados de la guerra en Honduras, y que junto a un programa de Naciones Unidas llamado PRODERE7, impulsé, junto a otras personas, el Comité de Desarrollo Departamental CDD8, como un proyecto piloto a la vez que otro igualmente organizado en el departamento de Jinotega. Se trataba de construir un espacio de encuentro entre liderazgos de ambos bandos para enfocarnos en los esfuerzos que nos unía e intentar trabajar en la reconciliación entre nosotros, o sea entre sandinistas y contrarrevolución. El proceso se hizo desde la perspectiva de los derechos humanos y tomamos conciencia de que fuimos víctimas y que en la guerra nadie había ganado, siendo el pueblo realmente el perdedor, como siempre, los más desprotegidos. El proceso fue más fácil de lo que imaginé inicialmente.

Recuerdo que avanzamos en la construcción del primer Plan de Desarrollo para el Departamento de Nueva Segovia, hicimos una Junta Directiva plural donde coincidíamos representantes del Estado, de los gobiernos locales y de la sociedad civil, un hermoso ejercicio de encuentro y de democracia, era como tener el Estado y las alcaldías el servicio de la ciudadanía, aunque en la post guerra lo que había para repartir era dolor, pobreza y esperanza. En la Junta Directiva quedamos tres representantes de cada sector y a mí me dieron la responsabilidad de relaciones internacionales y después de vice coordinadora. Como decíamos en el lenguaje popular, estábamos revueltos sandinistas y contras, buscando la forma de dejar atrás la guerra y el dolor para avanzar en el desarrollo.

Paralelamente, con las mismas estructuras que he descrito, fuimos organizando los Comités de Desarrollo Municipales, aunque en éstos había representación de otros liderazgos naturales de las comunidades y microrregiones a la vez que poca participación estatal, porque el Ministerio de Salud y Educación tenían dificultades para tener cobertura municipal, pero aun así hicimos esfuerzos junto al Ministerio de Acción Social y el CDD para que las instituciones de Estado llegaran a los municipios. Después de haber estado en bandos opuestos, era hermoso vernos todos juntos sintiéndonos como hermanos, víctimas todos y al mismo tiempo esperanzados en que podíamos cambiar la historia de nuestro departamento, pero esta vez como protagonistas.

Nueva Segovia es rico en recursos naturales incluso en mármol, recuerdo que fuimos invitados por el gobierno italiano y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, y una delegación viajamos a Nápoles y Carrara a explorar posibles inversiones en el marco de la cooperación descentralizada, habíamos conseguido una inversión millonaria por parte del PNUD en Nicaragua para la reconstrucción del departamento, pero algunos alcaldes sandinistas que llegaron al poder en 1996 bloquearon todo este esfuerzo, justificando que las organizaciones de sociedad civil no podíamos estar en el CDD en el mismo nivel que ellos, ignorando que era la naturaleza del CDD, la concertación entre la representación organizada del soberano y sus autoridades.

En 1998, el Huracán Mitch azotó a toda Centroamérica y desnudó altos niveles de vulnerabilidad política, social, ambiental y económicos de Nicaragua, me tomó por sorpresa en un foro de mujeres en Managua, y junto a otras personas organizamos a las personas de Nueva Segovia que por distinta razón se encontraban en la capital. Recuerdo que con Osmán Corea, un segoviano que estaba en el Ejército de Nicaragua, logramos llevar ayuda hasta Ocotal, por medio de helicópteros mexicanos, estadounidenses y nicaragüenses. Mi esposo Emilio, mis hijas Aurora y Ana, y mi hijo Emilio, llegaban a verme a la pista de aterrizaje y luego yo retornaba a Managua a continuar en la recaudación. Ello nos permitió trasladar incluso agua para el hospital de Ocotal, ya que las fuertes corrientes destruyeron el puente que comunica el municipio con el resto del país. Me llamaba la atención que los pilotos del extranjero tenían horas limitadas de vuelo y los nuestros, los nicaragüenses de la fuerza aérea volaban sin límites con un gran compromiso y esfuerzo.

Entre 1990 y 2006, gobernó la UNO y el PLC, gobiernos liberales a los que las ONG y movimiento social hicimos mucha presión. Personalmente me involucré al trabajo colectivo local para el impulso de esfuerzos como, la Ley de Participación Ciudadana, de la Ley de Transferencias Municipales, de los presupuestos municipales participativos y con perspectiva de género, en el impulso de políticas municipales de género, de la niñez y juventud, en la creación de la Ley de Prevención y Atención a Desastres, entre otras. Creamos junto a la sociedad civil nicaragüense, un marco jurídico bastante abundante en derechos y participación ciudadana.

Estaba concluyendo mi labor en Ayuda en Acción y fundando el Instituto de Liderazgo de Las Segovias cuando en las elecciones del 2007, el FSLN y Daniel Ortega retornaron al poder. El mismo sentimiento que tuve cuando Zoylamérica hizo su denuncia pública, lo tuve el día que Ortega volvió al poder, recuerdo que lloré y le dije a mi esposo que conociendo sus ambiciones lo más seguro es que había venido para quedarse y no irse nunca más del poder. Traigo a mi memoria un análisis de contexto que realizamos en un encuentro feminista nicaragüense en el año 2004, y precisamente analizamos que el peor el por escenario a enfrentar una vez consumado el pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, era el retorno de éste último al poder, y así fue.

El costo de defender derechos frente a quien traicionó el sueño de la autodeterminación

Cuando regresé a mi pueblo después de aquella intensa tarea de querer construir un mejor país desde la soñada revolución, dediqué un tiempo para la formación y realicé una maestría en planeación y desarrollo, impartida en Costa Rica, por la Universidad Autónoma de México. Tuvimos docentes de lujo, con análisis críticos de la realidad. Ese período me ayudó a soportar el desaliento que traía, ampliar perspectivas y entender que más allá del blanco y negro, la vida tiene muchos colores  y que la verdad no está siempre de un solo lado. Fui valorando cada vez más que lo determinante en la vida no es la ideología partidaria, sino los valores esenciales del ser humano y tal cual aprendimos en el feminismo, lo personal es también político.

Como comentaba, 8 años después de la llegada de los gobiernos liberales al poder, mientras Arnoldo Alemán del PLC gobernaba el país, enfrentamos el desastre provocado por el Huracán Mitch9 que desnudó la miseria y la desigualdad acumulada en el país. Como coordinadora del proyecto de la ONG Ayuda en Acción en Nueva Segovia fui testiga cómo algunos proyectos que habíamos impulsado de infraestructuras sociales, por ejemplo puestos de salud, mini acueductos,  fueron destruidos por la fuerza de la corriente de agua. Me reafirmó la idea que las guerras y los desastres naturales podían llevarse lo material pero no así el conocimiento y la autodeterminación para recobrar la esperanza. Fue duro pensar que no habíamos salido del dolor de la guerra cuando ya estábamos frente a otro duelo causado por la suma de vulnerabilidades. Todo esto me hizo pensar en la prioridad de invertir recursos para el cambio de cultura política en los liderazgos comunitarios, en la educación para la vida, en la aprehensión de sus derechos humanos, en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y en el esfuerzo para trabajar por que las personas campesinas e indígenas se sientan orgullosos de serlo. En la importancia de crear capacidades para la autogestión y avanzar hacia la autonomía económica y evitar la manipulación de parte de quienes ven en los territorios y sus habitantes, a simples clientes de campañas electorales a cambio de dádivas. En suma, en la necesidad de que las personas se reconozcan como  sujetos de su propio desarrollo y de exigir al estado su rol de tutela de los derechos y del reparto equitativo de la riqueza.

La sanación individual de los duelos de la guerra, la recuperación de la memoria, cambio yo para cambiar la sociedad

Fue así como antes de que concluyera el proyecto de Ayuda en Acción me di a la tarea de crear el Instituto de Liderazgo de Las Segovias ILLS, con la misión de construir liderazgos para una sociedad más humana y resarcir el daño a la madre tierra. Construirlo fue posible por el apoyo y lucidez de miembros de la Junta Directiva, mis hermanos por opción con quienes había trabajado en la revolución como Donald Méndez, Miguel Álvarez y Ada Silva, así como con personas valiosas del proyecto de Ayuda en Acción como Karla Padilla, Lidia Olivas, Marlene Ponce, Jennifer Altamirano y Gregorio Calero, éste último como conductor, quien estuvo siempre en mis idas y venidas de correcaminos por las comunidades y ese tramo Ocotal-Managua que lo recorrimos centenares de veces y que luego fue relevado por Róger Luke hoy en el exilio. Aliados incondicionales fueron y siguen siendo mi hermano José Manuel Pérez, Ana García, Antón González y el Doctor Enrique Rodríguez, gallegos que personifican la solidaridad y un amor profundo por Nicaragua.

Con la ONG Solidariedade Galega brindamos atención especializada en salud a más de nueve mil personas en el norte de Nicaragua, incluso cirugías realizadas a niñas y niños que de no haber tenido esta oportunidad jamás hubiesen podido caminar. Así en coordinación con el Ministerio de Salud y la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense URACCAN logramos atender a decenas de buzos10 que quedaron incapacitados por la pesca de langosta en condiciones infrahumanas. Así mismo trabajamos con el sindicato y personal de salud para la formación en la prevención.

Y como creo que “el universo conspira”, en este caminar me encontré a una mujer admirable que perdió a su hermano en la guerra, Martha Cabrera, y con ella descubrimos que nada iba a ser posible si como personas -que queríamos hacer los cambios- no cambiábamos desde nosotras mismas, y que para construir nuevos liderazgos era vital sanar el dolor acumulado en tantas generaciones, sacar, llorar, vivir el duelo, desaprender para aprender y sanar honrando la memoria y a quienes nos precedieron en estas luchas. Y así fue, iniciamos el proceso de construcción del ILLS y con él vinieron hermosos procesos, los sueños empezaban a fructificar, lo primero que hicimos fue un proceso de sanación y crecimiento personal de dos años, que nombramos como, liderazgo para la transformación social, en el que participaban liderazgos que habían estado en contienda durante la guerra y con heridas aún frescas. Veníamos de una cultura del silencio, de callar, de creer que lo personal no es político y que no cuenta. Martha Cabrera me pidió que para contribuir iniciara yo contando mi historia, no fue nada fácil, pasé varios días pensándolo y al fin accedí haciéndolo como una ofrenda para todos y todas, sin embargo, después me di cuenta que fue importante principalmente para mí.

En ese proceso ahondamos en el dolor, el daño emocional, el daño individual y colectivo que la guerra nos había dejado, y supimos que en ambos bandos se cometieron atrocidades y en ambos bandos hubo personas que luchaban por ideales de una patria mejor, que todos éramos hermanos y hermanas y en medio de la diferencia nos unían las pérdidas y el dolor.

El tiempo de la decepción, un supuesto revolucionario convertido en la dictadura que combatió

El FSLN retornó al poder en enero del 2007, a los 3 meses ya estaban abortando la iniciativa del Consejo de Desarrollo Departamental11, recuerdo que llevaron al funcionariado del Estado, gobiernos locales y simpatizantes, al local de la Cruz Roja en un tono arrogante y violento e impusieron su voluntad y se tomaron la Junta Directiva del mismo. Tantos sueños habíamos puesto en esa nueva forma de gobernar los municipios, mil veces olvidados por las cúpulas políticas y económicas desde la colonia hasta nuestros días, que fui a parar al hospital lo que me impidió estar presente en dicha Asamblea.

Nuestra labor en el ILLS12 se encontró con liderazgos y personas brillantes, excepcionales y con ganas de hacer transformaciones profundas, fuimos fortaleciendo el tejido social comunitario que nos habían destruido, saliendo de la polarización de la que se han aprovechado las cúpulas políticas, recuperando el poder personal y colectivo, sacando el dolor de tantos traumas, fortalecimos la identidad segoviana, el orgullo de ser mujeres, indígenas, campesinos, y norteños. Pero ese proceso de construcción de nuevas miradas al desarrollo, de nuevos liderazgos, se encontró con el retorno del FSLN y su caudillo Daniel Ortega al poder en el año 2007. Y con él mi calvario, el de todo el equipo del ILLS y de las personas de las comunidades con quienes íbamos construyendo esa visión común.

Desde el ILLS y todavía con el apoyo de Ayuda en Acción seguíamos invirtiendo en la educación, en becas, en paquetes escolares, en apoyo con material bibliográfico a las escuelas, sacando al magisterio del empirismo y lo primero que hizo Ortega, en complicidad con los funcionarios locales y el delegado del MINED que incluso había sido parte de nuestro equipo, fue suspender los convenios que teníamos y con ello nuestro acceso a las escuelas, incluso de aquellas que nosotros habíamos construido con el apoyo de la Cooperación Española y AeA. ¿Qué pasó? Claro una Institución como el ILLS que enseñaba derechos humanos, que fortalecía el empoderamiento, que fortalecía la ciudadanía y la visión crítica de la realidad, que cuidaba la tierra y las heridas para no seguir en la polarización de la que se beneficiaban los caudillos, se convirtió en una amenaza para el régimen de Ortega, su esposa y sus cómplices a todos los niveles.

Nos vimos obligadas a entregar los aportes a las escuelas fuera de ellas, en el campo, porque la infraestructura estatal pasó a ser patrimonio de la familia Ortega Murillo. Habíamos construido una relación de colaboración con la Policía Nacional que permitía que les formáramos en los derechos de las mujeres y la prevención de la violencia, y se terminó. Con el Ejército Nacional igual, habíamos trabajado juntos en la prevención de riesgos por  desastres, con la defensa civil, y desde la Comisión Ciudad Segovia creada junto al párroco Francisco Robles y personas filantrópicas del pueblo fortalecíamos la relación Ejército Comunidad y trabajamos varios años en el rescate de la cultura, las tradiciones y la historia, pero con la llegada de Ortega todo se terminó. Las instituciones se “partidizaron”, igual los gobiernos locales, todo espacio estatal y gubernamental pasó a ser parte de la “hacienda de la dictadura Ortega Murillo” administrada a su conveniencia personal.

Toda actividad que promovíamos era contrarrestada con actos partidarios paralelos en donde repartían dádivas según ellos para evitar que las personas acudieran a sus aprendizajes colectivos en el ILLS. Pero fue increíble, la mayoría de los liderazgos no dejaban de asistir, no todos estuvieron tentados por las migajas que repartían, le dieron valor a su  dignidad y autodeterminación. Pero pronto vinieron las amenazas para ellos y para nosotras13.

Documentación y denuncia de los asesinatos selectivos de campesinos opuestos al régimen y mi criminalización como defensora

El 8 de septiembre de 2014 integrantes del Movimiento de Mujeres Segovianas MMS se desplazaban a un taller al ILLS, y llegaron muy nerviosas comentando que en la comunidad San Nicolás en el Municipio de San Fernando, hubo un enfrentamiento militar entre fuerzas combinadas, y un grupo que se presumía eran campesinos rearmados en contra del régimen de Ortega, recuerdo que suspendimos el taller y nos enfocamos en hacer terapia en crisis para las mujeres. A los 6 días aproximadamente, me contactaron los familiares de Julio Cesar Vargas Gutiérrez, cuyo seudónimo era Triple H, originario de la comunidad de Santo Domingo, Totogalpa, departamento de Madriz, y contó que fue a su hermano al que asesinaron en el lugar y que la Policía no quería entregarles el cuerpo14.

Recuerdo las palabras de una hermana de él, que era afín al FSLN  expresando con dolor “mi hermano no es ningún perro para que lo entierren donde lo mataron”, y como decimos en lenguaje popular, moví cielo y tierra junto al equipo del ILLS y con apoyo de algunos medios de comunicación empezamos a presionar al Jefe de Auxilio Judicial de la Policía hasta que logramos que entregaran el cadáver bajo condiciones que la propia familia proporcionara un ataúd hermético y guantes para que lo sacaran de donde lo habían enterrado improvisadamente. Pero logramos finalmente que lo entregaran 7 días después de asesinado y ya cerca de las 10 de la noche del 15 de septiembre, lo enterraron en Totogalpa donde el pueblo le acompañó y al son de las campanas de la iglesia le cantaron el himno de Nacional de Nicaragua en son de protesta y rebeldía.

Así identificamos el modus operandi de las fuerzas de seguridad del régimen que bajo argumentos de desmontar bandas delincuenciales asesinaban a disidentes, quienes ante los altos niveles de desprotección y criminalización como es lo usual en estas tierras montañosas, intentaban resolver de nuevo la imposición de la dictadura por la vía de las armas15.

Dos años después estábamos de nuevo ante otro asesinato atroz de tres campesinos en la comunidad de la Magdalena en Ciudad Antigua16, el propio día de las elecciones nacionales se dio un ataque armado hacia estas tres personas de nombre Nahún y Margarito Mendoza y Armando López, quienes se encontraban comiendo en un cafetal. Algunos de ellos habían liderado la lucha ciudadana porque se les proporcionara la cédula de identidad con la cual se ejercía el derecho al voto y que el régimen de Ortega había partidizado entregándolo únicamente a sus simpatizantes. En ese momento como presidenta del ILLS hacía parte de un consorcio de organizaciones de sociedad civil de observación, llamado Panorama Electoral17, y por tanto junto a otras organizaciones como Ética y Transparencia, Movimiento por Nicaragua, Hagamos Democracia, la Red de Mujeres de Chontales y de Chinandega, entre otras, me tocó denunciar no solo el fraude electoral sino también este asesinato acaecido en el territorio que representaba.

Eran personas opuestas al régimen y se presume que algunos de ellos también rearmados y que fueron asesinados previo a ser torturados atrozmente, en ese momento junto al Director del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos CENIDH, sede Estelí Alberto Rosales, organizamos una caminata hacia el lugar de los hechos porque la gente del municipio tenía pánico acercarse, debido a la presencia militar. Llegamos al lugar donde extrajimos las pruebas de aquel aterrador asesinato. Una vez más el subdirector nacional de la Policía, Comisionado Francisco Díaz, justificó el asesinato acusándoles de narcotraficantes, aunque nunca presentaron pruebas y tampoco hubo evidencias de que los campesinos estuviesen armados y que hayan respondido a combate alguno18.

Luego de esa denuncia recibí llamada de una autoridad regional reclamándome por la denuncia, a quien respondí que en Nicaragua no existía la pena de muerte y que lo que procedía cuando identificaban delincuentes era que tuviesen un debido proceso y pagaran por sus actos, después de eso la persecución hacia mi persona como defensora de derechos humanos se incrementó, así como el acoso y amenazas a muchos liderazgos del tejido social con el que trabajábamos en el territorio. Mi casa y la de la mayoría del equipo quedaba aproximadamente a unos 5 o 7 kilómetros de las oficinas del ILLS a la que diario viajábamos, pero ya era frecuente ver a la Policía Nacional poniendo retenes en la entrada y en ocasiones seguirnos hasta algunas comunidades donde realizábamos nuestro trabajo.

La lucha contra el supuesto proyecto del Canal Interoceánico, Ley con la que Ortega comprometió la soberanía nacional ante un chino

Nuestra lucha en las Segovias también se enfocaba en proteger la tierra, el agua y el bosque19, por eso nos involucramos en la lucha que libraba el movimiento campesino organizado en el Consejo por la tierra, el lago y la soberanía en el sur del país, a quienes acompañamos en múltiples marchas de protesta. Pero ya no era posible hacerlo con libertad, nos vigilaban las reuniones y a las visitas a las comunidades. Para participar en las marchas teníamos que inventar que íbamos a un culto religioso o a hacer algo a otros municipios, pero aún así nos quitaban los documentos de identificación, nos tomaban fotos, y llegaron al extremo de prohibir a los dueños de buses privados que nos hicieran viajes para participar en las marchas contra el canal.

Durante las marchas subsiguientes que hubo durante el año 2017 contra el Canal Interoceánico, la Policía Nacional, me buscó en los buses que salían de Ocotal hacia Managua y en una ocasión hacia el municipio de Juigalpa20. En algunas ocasiones, oficiales de la Policía Nacional detenían los buses donde me movilizaba, pero afortunadamente los conductores me protegían y negaban que había abordado la unidad. En varias ocasiones tuve que ir algo disfrazada, esconderme y camuflarme  en los últimos asientos. En abril del 2017 llegaron al extremo, ya por la noche al concluir la jornada, de quitar de forma arbitraria la camioneta del ILLS, al conductor, por lo que inmediatamente me movilicé junto a otra compañera hacia el boulevard del pueblo donde ocurrió el hecho, y allí exigí a la policía, su devolución, pero los agentes  que me conocían me pedían calladitos que nos los interpelara porque ellos sabían que era injusto pero que “solo obedecían órdenes de arriba”21.

A partir de septiembre de 2017, y a raíz del acompañamiento en denuncias por otros asesinatos que estaban aconteciendo en el norte, seguí siendo objeto de reiteradas formas de intimidación, persecución e investigación clandestina de la Policía Nacional a través de personas allegadas a mi hogar. El 28 de marzo de 2018, a las 08:24 PM, circulando en dirección de Managua hacia  Ocotal, exactamente en el Empalme de Ocotal-Somoto, pasando por un retén de la Policía Nacional, nos detuvo  un oficial que se identificó como Jefe de Inteligencia del departamento Madriz (de Apellido Betanco), y ante mi reclamo me expresó que se encontraba allí y me retenía por ser zona fronteriza y por orientaciones de la Primera Comisionada Aminta Granera, jefa nacional de la Policía en ese entonces.

Denuncia de la explotación minera en complicidad con el régimen en el museo a AC. Sandino, en las Minas de San Albino donde inició su lucha

El FSLN y la familia Ortega Murillo se ufanan siempre de ser herederos de la gesta de Augusto C. Sandino, pero en su avaricia llegaron al extremo de dar en concesión nuevamente la Mina de San Albino donde Sandino inició su rebelión contra las empresas mineras gringas, ubicada en el municipio de El Jícaro, departamento de Nueva Segovia. Mina declarada 4 años después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, en 1983 como Patrimonio Histórico Cultural de la Nación22. Se presume que el régimen es un colaborador y socio junto a Alcaldías del FSLN de algunas de estas empresas a través de testaferros.

Desde el ILLS acompañamos junto a la Organización Ambientalista Centro Humboldt, la fundación del Movimiento Nacional Frente a la Minería MONAFMI, el cual fue creciendo y junto al Movimiento de Mujeres Segovianas MMS nos dedicamos a sensibilizar a las comunidades y a denunciar el impacto que tendría la minería en los medios de vida y en el tejido comunitario23. El 21 de febrero del 2018, convocamos a la conmemoración del asesinato de Sandino por los Somoza para denunciar y llamar la atención nacional acerca de como la intervención minera ponía en riesgo la vida en el territorio, el agua, el bosque y dicho patrimonio nacional. Para sentirnos respaldadas invitamos al grupo Cocibolca y a otras defensores/as de Derechos humanos incluida la Doctora Vilma Núñez Presidenta del CENIDH. Ese día salimos muy temprano hacia el municipio de El Jícaro rumbo a la comunidad de San Albino para desarrollar el campamento donde departiríamos con la comunidad y tendríamos una jornada cultural de lectura de pasajes de la historia de Sandino en ese lugar en la voz del autor del libro “Sandino, Patria y Libertad”, el escritor Alejandro Bendaña24.

Los antimotines nos estaban esperando, nos cerraron el paso a San Albino, me bajé de los vehículo, les leí la Constitución de la República y los derechos a la libre movilización25, pero fue infructuoso, entonces les burlamos y salimos por  un atajo, pero al llegar al otro lugar nos encontramos con más antimotines junto al jefe Policial del municipio y a turbas del FSLN, quienes nos impedían entrar al monumento para dar paso a una caravana de vehículos de la Alcaldía Orteguista de El Jícaro, junto a un grupo reducido de estudiantes26. Nosotras insistíamos que ambos teníamos iguales derechos y al final fuimos agredidas por el jefe policial27. Al final perseveramos y hasta que la alcaldía de El Jícaro concluyó su acto, pudimos ingresar al monumento, pero hicimos la reflexión y departimos junto a la comunidad aún en medio de la tensión.

La denuncia por negligencia estatal en la Reserva de Biósfera de Indio Maíz y el inicio de la Rebelión de abril de 2018

Desde el 3 de abril que nos enteramos del incendio y la negligencia del Estado nicaragüense para contener el incendio en la Reserva de Biósfera “Indio Maíz”28, junto  a Centro Humboldt, Fundación del Río, Fundación Popolná, Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible liderada por el cientíico Jaime Incer Barquero (miembros del Grupo Cocibolca), el Instituto de Liderazgo y los Movimientos Sociales de Las Segovias, Camilo De Castro, entre otros actores, acompañamos a la Comunidad Rama y Kriol a quienes pertenece la reserva29, e iniciamos gestiones y denuncias nacional e internacional para contener el incendio30. Ante la indolencia gubernamental decidimos hacer una conferencia de prensa el 10 de abril de 201831, recuerdo hacer gestiones en varios locales, pero tenían temor a represalias, hasta lograr un espacio en la Academia de Ciencias de la Universidad Centroamericana UCA. Hicimos finalmente la conferencia de prensa e invitamos también a jóvenes estudiantes y diferentes actores de sociedad civil de la nación32.

A mi regreso a Ocotal, el 13 de abril de 2018, días después de la conferencia pública en Managua, organizamos uno de los primeros plantones en los departamentos del país con los Movimientos Sociales de las Segovias demandando al Estado y gobierno para que actuase en el marco de sus responsabilidades sofocando el incendio en la Reserva de Biósfera Indio Maíz. El plantón lo llevaríamos a cabo frente al atrio de la Parroquia La Asunción, pero al llegar al lugar ya estaba tomado completamente por funcionarios del Estado y del gobierno de Ortega, protegidos por antimotines y efectivos de la Policía Nacional con armas de corto y largo alcance.

Decidimos trasladarnos a las inmediaciones del Hotel Frontera (Semáforos de la Shell) aun siendo perseguidas por agentes de la Policía Nacional ya que en el momento de iniciar el plantón ya estaban presentes varios policías armados, incluyendo el jefe policial de Nueva Segovia. Una vez terminado el plantón una patrulla nos siguió hasta llegar a casa.

Mientras en Managua y en varios territorios como el nuestro nos manifestábamos pacíficamente ante la indolencia gubernamental frente al incendio de la reserva, el 16 de abril el régimen de Ortega anuncia las famosas reformas a la Ley de Seguridad Social, consistente en nuevas tasas de aportes al Seguro Social en las que las y los empleados pasarían de dar al seguro el 6,25% al 7% de su salario, los empleadores pasarían de pagar el 19% al 22,5% de los salarios de sus trabajadores y trabajadoras, y los jubilados ahora tendrían que contribuir con el 5% del monto que reciben como pensión de retiro33. Situación que indignó mucho más a la población que, desde hacía 11 años de gobierno de Ortega, no se manifestaba masivamente por miedo a la represión, fue la gota que derramó el vaso.  Las protestas iniciaron en Managua el 18 de abril  cuando un grupo de pobladores liderados por la juventud y el estudiantado se autoconvocó a través de redes sociales34.

En varios lugares de la capital  se desataron enfrentamientos entre estudiantes universitarios y pobladores, con las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional. En Nueva Segovia igualmente nos manifestábamos cada día, la vicepresidenta de facto, Rosario Murillo, calificó de “tóxicos, malos hijos y gente mezquina” a quienes protestábamos. Inició en Nicaragua una nueva guerra, esta vez entre un régimen criminal y un pueblo desarmado. El FSLN y la familia dictatorial decidieron “ir con todo”, se reabría de nuevo otra etapa de la vida nacional retornando al círculo vicioso de regímenes dictatoriales, de reelecciones, y guerra contra el pueblo para aferrarse al poder.

El 17 de abril de 2018 una fuente segura y confiable me informó que las fuerzas de seguridad de la región habían mapeado con exactitud mis rutas de movilización en la defensoría de los derechos humanos, ubicando puntos estratégicos de llegada, sitios donde acostumbraba ir, casa de habitación, oficinas, comunidades que visitaba, calles de circulación, al punto de conocer fecha y hora en las cuales me había movilizado en las últimas semanas, definiendo como estrategia explícitamente perseguirme e intimidarme hasta agotarme física y emocionalmente,  así como encontrarme según ellos “in fraganti con las manos en la masa”, quien sabe a qué se referían pues mi labor de defensora fue siempre pública y en el marco de la ley.

Mi casa de habitación pasó a ser permanentemente hostigada por paramilitares quienes en momentos hasta dispararon con morteros. Inventaban argumentos para deslegitimar mi lucha como la de muchas defensoras en el país.

Luego nos informaron que, en reunión del FSLN en el departamento, estaban planeando quemar las oficinas del Instituto de Liderazgo de las Segovias, pero que no lo hicieron porque la idea no gozó del consenso total de los participantes. No obstante, empezó a haber presencia permanente de efectivos policiales realizando rondas consecutivas de asedio al lugar y ahora se extendía a dos compañeras de trabajo. Ante tanto asedio tuve que dejar mi casa e irme donde una amiga, pero no bastó ya que a través de un ex militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, me enteré de que existían planes de atentar con mi integridad física y vida, razón por la cual tuve que trasladarme a la ciudad capital.

Vinieron cosas peores, desde el 23 de abril de 2018, desataron una campaña mediática de difamación tanto en redes sociales como en mítines del partido de gobierno en los cuales directamente se me acusaba de ser la instigadora, azuzadora y culpable de la violencia desatada en los últimos días tanto en Managua como en el territorio. En junio, las protestas eran manifiestas también en varios municipios del norte, y el 11 de abril, junto al Movimiento de Mujeres Segovianas y otros movimientos de Nueva Segovia y Madriz nos encontrábamos acompañando la protesta cívica y pacífica en uno de los tranques ubicado en la comunidad de Salamasí, municipio de Madriz, y fuimos atacados con armas de fuego por más de 800 personas entre funcionarios/as del Estado, de las alcaldías municipales, paramilitares y turbas protegidas por la Policía Nacional35. Escapamos de la muerte por casualidad, huimos por veredas, algunos quedaron atrapados durante varios días en el monte huyendo de la represión, uno de los protestantes, el abogado Erick Ribera le fue casi destruido su brazo con un mortero36.

La intimidación, persecución, amedrentamiento, campañas de desprestigio, amenazas, vigilancia y espionaje iniciada desde 2007 por parte del régimen, se agudizó a partir del 13 de abril de 2018, de manera que a través del CENIDH tuve que gestionar medidas cautelares concedidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH el 8 de agosto. Pero ello no les detuvo, el 26 de agosto de 2018 publicaron videos y fotografías en los que me acusaban de fomentar el terrorismo y el sicariato, y de haber planeado en el departamento de Estelí el crimen de 3 personas, quienes fueron asesinados en el Municipio de Mozonte, comunidad de Quisulí en el lugar llamado Lizupo en fecha del 23 de agosto (fecha en la que yo ya me encontrada refugiada en Managua), amenazándome además de “hacer justicia por sus manos”.

La intención del video (por parte de personas afines al régimen Ortega Murillo), fue desprestigiarme, estigmatizarme, amenazarme y exponer al peligro mi integridad física y moral y la de mi familia mediante la infamia, falta de veracidad e injurias y calumnias hacia mi persona, ya que, con fecha del 29 de agosto, la misma Policía Nacional en Conferencia de Prensa Nacional presentó a la banda “Los Moncada”, integrada por 4 hombres acusados de dedicarse a narcotráfico y lavado de dinero y de haber asesinado a las 3 personas (que en el video lo adjudicaban de forma mal intencionada a mi persona). Esta situación que vivió mi familia, el equipo de trabajo del Instituto de Liderazgo de Las Segovias, los movimientos sociales y comunidades cercanas a nuestra labor de defensoría de derechos, fue de zozobra permanente, temor e incertidumbre al pensar que en cualquier momento sus intenciones pueden materializarse y exponerme no solo a mí, sino también a la familia y a todas las personas que laboran en el Centro de Derechos Humanos del Instituto de Liderazgo de las Segovias y liderazgos comunitarios con los que desarrollamos esa labor.

La crisis se agudizó, el pueblo diverso se rebeló completamente y tomó control de casi todo el país, todo con un liderazgo visible de mujeres, juventudes, estudiantes y campesinado, y con ello vino la violencia estatal en su máxima expresión. A pesar de tanto asedio la labor del ILLS continuó en Nueva Segovia con la presencia del equipo, como en Managua a través de mi persona38. Entre el 17 y 21 de mayo después de ingentes esfuerzos tanto de las organizaciones nacionales de derechos humanos dentro del país como de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia ACJD como instancia dialogante, se logró la presencia de la CIDH39. Inmediatamente conformamos un espacio compuesto por organizaciones nacionales de derechos humanos y defensoras, en la que pudimos colaborar en el acercamiento de las víctimas a la CIDH y la provisión de información fidedigna para el recuento de la grave situación del país.

A esa fecha según cifras relevadas por la CIDH, la acción represiva del Estado había producido al menos 212 personas muertas hasta el 19 de junio, 1.337 personas heridas y 507 personas estuvieron privadas de la libertad registradas hasta el 6 de junio, y cientos de personas en situación de riesgo tras ser víctimas de ataques, hostigamientos, amenazas y otras formas de intimidación.

Pero también estuve muy de cerca acompañando a los estudiantes, para mí fue un revivir de aquel abril de 1978 cuando nos tomamos los colegios durante a la huelga nacional para salir de aquella dictadura criminal como la Somoza y ahora, la historia se repetía. Es así como junto a Camilo De Castro Belli40, joven de gran compromiso y ambientalista, nos dimos a la tarea de conversar con algunos liderazgos que considerábamos podían aportar a una salida a semejante crisis, muchos de ellos después fueron llamados a ser parte del Diálogo Nacional por parte de la Conferencia Episcopal de Nicaragua CEN41. De igual manera contribuí a acercar junto a otros liderazgos en un espacio, a lo que luego llamamos Articulación de Movimientos Sociales AMS.

Con Camilo estuvimos muy cerca de estudiantes atrincherados en las universidades, en capacitaciones, conversaciones, reflexiones, ayudando en sus crisis emocionales, en la preparación para el diálogo nacional, acompañamos la conformación de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia CUDJ, y luego otros varios espacios y acciones que fueron derivando. Muy cerca nos tocó estar de los jóvenes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua UNAN (en la que yo había estudiado y había sido líder de la juventud y de los estudiantes en la década de los 80). El 13 de julio cuando el ataque militar del régimen al estudiantado de que había tomado la UNAN42 como parte de la protesta cívica, yo debía estar en dicho centro en una reunión, pero dado que la zona donde me encontraba estaba militarizada no pude conseguir vehículo, me fue imposible llegar, de lo contrario me hubiese tocado vivir semejante ataque junto a los muchachos y muchachas.

Estuve en la vigilia junto a cientos de personas que demandábamos el cese del ataque y además reportando los acontecimientos a organismos internacionales de derechos humanos. Una vez que cesó el ataque acompañé a los jóvenes en la Catedral de Managua junto a Camilo y otras personas, levantando listados para ver si estaban completos y acompañándolos emocionalmente a ellos y ellas y a sus familiares, así como identificando casas de seguridad donde pudiesen refugiarse. Uno de los momentos más duros fue ir con otra persona que por su seguridad omito su nombre, al momento de la entrega del cuerpo ya sin vida del estudiante Gerald Vásquez43 que fue cruelmente asesinado en el ataque a la UNAN, además de hacer gestiones junto al CENIDH para que le entregaran el acta de defunción que implicó llevar el cuerpo hasta medicina legal después de que en varios centros de salud y estaciones de la policía le negaban dicha constancia a su padre , sin la cual no podían darle sepultura.

Ese era el día a día de defensores y defensoras en toda Nicaragua, sin dormir, denunciando día y noche, atentos a los ataques armados del régimen a los puntos de protesta, en la búsqueda de medicamentos, atención médica, ataúdes y acompañamiento a protestantes y sus familiares. El 9 de septiembre individuos presuntamente vinculados a fuerzas parapoliciales lanzaron piedras y rompieron los vidrios de nuestro vehículo familiar, el cual estaba estacionado al exterior de mi casa de habitación en el municipio de Ocotal.

El inicio de la fundación de la Unidad Nacional Azul y Blanco

En medio de tanto desconcierto y la urgencia de encontrar una salida, siempre junto con Camilo De Castro, pensamos que era importante avanzar en la conformación de un espacio más amplio desde la diversidad de signos ideológicos y convergencia de los liderazgos azul y blanco, del pueblo autoconvocado y de sociedad civil, de manera que guardando medidas de seguridad tomamos contacto con algunas personas entre las que resaltan el Doctor Ernesto Medina un académico extraordinario y Guillermo Incer, joven líder de la Articulación de Movimientos Sociales-AMS, en quienes encontramos acogida.

Las primeras reuniones fueron en la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible FUNDENIC y posteriormente, con el apoyo del Dr. Ernesto Medina hicimos la siguiente en la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua UPANIC. Luego en algunos espacios de la Universidad Centroamericana UCA y en otras pocas organizaciones que se arriesgaron a prestar sus locales, a pesar de la represión, y que por su seguridad omito su nombre.

Este fue el primer esfuerzo para unir a todos los sectores y conformar progresivamente lo que hoy es la Unidad Nacional Azul y Blanco UNAB, uno de los referentes más importantes que aglutina la rebeldía ciudadana en contra de la tiranía. Junto a Azahalea Solís, María Teresa Blandón, Guillermo Cortez, José Dávila, Gabriel Álvarez y Juan Carlos Gutiérrez elaboramos el Manifiesto Fundacional de la UNAB. El objetivo para el cual se formó la misma fue "Construir una Nicaragua con democracia, libertad, justicia, institucionalidad y respeto a los derechos humanos. Para alcanzarlo, es indispensable la pronta salida del poder de los Ortega-Murillo por las vías democráticas".

Mi detención en el aeropuerto AC Sandino de Managua y encarcelamiento

El 14 de octubre del 2018, a pesar de los riesgos de seguridad y por considerar de importancia por el contexto que vivía el país, acepté una invitación y me dirigí al aeropuerto de Managua rumbo a Washington, para participar en una capacitación sobre derechos humanos, pensando que también era una oportunidad para denunciar las graves violaciones a derechos que estaban aconteciendo en el país. Sin embargo, estando en la sala de espera de la línea Aérea American Airlines fui detenida arbitrariamente por agentes de civil, luego encerrada en una oficina sin ninguna explicación, después me trasladaron a las oficinas de la Policía en el mismo aeropuerto y ante mis constantes preguntas sobre las razones de la detención finalmente me dijo una de las funcionarias de la Policía con toda altanería, que iba para las oficinas de Auxilio Judicial (cárcel de tortura conocida como El Chipote)44.

Después me enteré de que, dado que al momento de la detención yo entregué mi computadora y el teléfono celular a mi colega también defensora de Derechos Humanos Lottie Cunningham45, ésta fue retenida y forcejearon con ella a pesar de que estaba en silla de ruedas, hasta despojarla de mis pertenencias, a lo que ella se resistía. La noticia de mi detención se supo porque Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta de Chamorro, a quien agradezco, informó a través de su twitter, ya que ella viajaba en el mismo vuelo. Ese día también estaba programa una marcha, y en el sector de Camino de Oriente fueron detenidas más de 30 personas, entre ellas varias defensoras y liderazgos de la lucha azul y blanco.

Nos hicieron varios interrogatorios y finalmente nos liberaron46 al día siguiente producto de las presiones internacionales47, no sin antes en mi caso personal incriminarme y hacerme firmar documentos de los cuales nunca me dieron copia, en los que me notificaron que quedaba bajo investigación en el marco de las leyes antiterroristas del país por presuntos actos de tenencia de armas de destrucción masiva, de lavado de dinero, actos terroristas en contra del Estado Nacional, entre muchas otras causas que ahora ni recuerdo, y por tanto quedaba con retención migratoria y que no podía salir del país48.

Desde que salí de la cárcel nunca más me volvieron a dejar en paz, tenía que disfrazarme y cambiar de casa diariamente para huir de la persecución pues las rodeaban con Policías y ya era tan insostenible la situación que por insistencia de mi familia y compañeros/as de trabajo me vi obligada a salir por veredas del país. Fueron horas de gran tensión y no tengo palabras para agradecer tanto a quienes me dieron refugio en sus casas como a la persona que me llevó desde Managua hasta la frontera con Costa Rica y a mi amiga que allí me recogió, fueron horas de angustia hasta saber que estaba a salvo. Vital fue el apoyo de parte de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de México quienes me ayudaron a recuperarme de semejante travesía, de mi esposo, mis hijos/as, mi madre, hermanos, sobrinos/as, en fin, toda la familia y amistades, quienes me devolvieron el aliento.

Al venir al exilio, mi tarea de defensora solo cambió de lugar, ahora se sumaba al trabajo en Nicaragua facilitado por el acceso a internet, la labor de denuncia internacional ante la OACNUDH en Ginebra, la CIDH, la Organización de Naciones Unidas49 en su sede en New York, ante las relatorías de la ONU para defensoras y libertad de asociación y también en la OEA, entre muchos otros espacios.

El Asalto paramilitar y despojo de la personería jurídica del ILLS

Estando en España haciendo denuncia internacional recibí la noticia que el Instituto de Liderazgo de Las Segovias fue despojado arbitrariamente de su personería jurídica y asaltado simultáneamente por paramilitares, los cuales convirtieron un lugar de educación en derechos en cuartel al servicio del régimen, y allí permanecen hasta el día de hoy50.  El 26 de abril de 2019, intervine en la sesión plenaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos OEA, denunciando como el régimen rompió el orden Constitucional, violó los derechos humanos y perdió su legitimidad para gobernar al haber cometido crímenes de lesa humanidad51.

Como represalia a mi denuncia, el Orteguismo desató una campaña en las redes sociales con perfiles falsos tanto en Facebook como en Twitter desprestigiándome y acusándome de “vende patria” y de ser agente de los EEUU para el derrocamiento y establecimiento de sanciones al régimen. Me alegró mucho que el pueblo manifestara por diferentes vías, que se sintió representado en ese discurso, pero al régimen le molestó tanto que el 2 de mayo, a las 9 de la noche recibí aviso de mi esposo que se encuentra en el Nicaragua, que presuntamente mediante mano criminal quemaron aproximadamente 15 hectáreas de bosque de pino en nuestra finca “Las Vegas”, ubicada entre Dipilto y Las Manos, a orillas del río Dipilto, el cual abastece de agua a Ocotal. El incendio fue tan desbastador que los trabajadores de la finca y personas de la comunidad tardaron dos días en sofocarlo.

Este es un tramo apenas de mi vida y que nunca había escrito, lo hago pensando en la importancia que tiene escribir la historia desde nosotras, desde nuestra mirada y que ojalá sirva para evitar la repetición. Pienso y honro a la juventud que lideró la rebelión de abril de 2018 contra la dictadura de Ortega, a como nosotros lideramos aquella en abril de 1978 contra la dictadura de los Somoza, ambas generaciones lo hicimos con un sentimiento diáfano, sin esperar nada a cambio por un país mejor. Pero el riesgo siempre existe de que nuestras gestas se “vayan en agua” como dice el pueblo, espero que esta vez por fin el río tome otro curso y lo logremos. En el reparto injusto del mundo, la política y la economía está en manos de los poderosos, mientras la defensoría de los derechos humanos toca a quienes pagan algos costos por cuestionar ese ejercicio cruel del poder. Mi caso es apenas uno entre miles, por eso no hay duda de que amanecerá. Una nunca sabe en qué momento se convierte en defensora, pero cuando cobras conciencia de ello sabes que es una de las labores más gratificantes, tengas que pagar los costos que sean. Para las nuevas generaciones de defensoras de derechos humanos será preciso aprender que cuidar la vida es otra forma también de resistir. Hoy nos toca repensar las formas de pensar, las formas de hacer, ciudadanizar y humanizar el mundo y pensar que sino cuidamos todas las formas de vida incluida a la tierra, nuestra propia vida seguirá en riesgo.

Desde el exilio, Estados Unidos, julio del 2020.